jueves, 16 de septiembre de 2010

Sobre el Proyecto de Ley de Formalización y del Primer Empleo.

Javier Deaza-Director Observatorio Económico Universidad Sergio Arboleda

El proyecto de ley de proyecto de formalización y empleo con el cual el gobierno del presidente Juan Manuel Santos busca crear 3 millones de empleo formales divididos en 2.5 millones de empleos formales nuevos y 500 mil empleos que hoy son informales, este proyecto tiene dos grandes objetivos: i) Por un lado buscan la formalización de empleo, y ii) por el otro incentivar a las empresas en la contratación de aspirantes del mercado laboral formal.

Lo interesante de este proyecto de ley es que le apunta a dos de los temas que más afectan el mercado laboral colombiano: la informalidad y desempleo juvenil, hasta este punto está bien, pero en mí concepto faltarían otras medidas que permitirían obtener un mayor impacto en la población objetivo.

Empecemos hablando de los “Incentivos para la formalización del empleo”. El diseño de programas de desarrollo empresarial dirigidos a la promoción de la formalización, permitirá a los micro y pequeñas empresas conocer las ventajas de la formalización de estas firmas, como es bien sabido, entre mayor sea el conjunto de información que tengamos las decisiones que tomemos serán más acertadas, esta capacitación le permitirá a los empresarios realizar un análisis costo-beneficio, con el cual se darán cuenta que la mejor opción es la formalización. Este tipo de iniciativas son bastante buenas, y uno esperaría que los resultados sean positivos en el mediano plazo, teniendo en cuenta que muy probablemente una parte de la informalidad se deba al desconocimiento de los beneficios que trae la formalidad.

Otros aspectos como el pago progresivo del impuesto sobre la renta y los parafiscales para las nuevas micro y pequeñas empresas, la progresividad en la expedición y renovación del registro mercantil, la simplificación de trámites laborales y comerciales, entre otras, facilitan a los empresarios la creación de sus empresas. Santamaría y Rozo (2008) encuentran que estas casusas para la informalidad tanto de empresas como de trabajadores, puede deberse en parte a la exclusión, es decir los excesivos trámites y elevados costos que conlleva la constitución de una empresa formal. En este sentido, este proyecto de ley busca crear los incentivos tanto tributarios como de “tramitología” necesarios para que las empresas se formalicen y de esta manera darle un empujón a las micro y pequeñas empresas en esos primeros años que son los más críticos en términos de sostenibilidad.

Pero a pesar de este avance, el efecto de esta ley puede no ser el esperado en la formalización de las empresas (de acuerdo a datos del Ministerio de Protección Social llega al 60 % de las micro y pequeñas empresas), si no se trabaja en políticas complementarias relacionadas con el microcrédito. Actualmente Colombia cuenta con uno de los sectores microfinancieros con mayor proyección en América Latina, esta es una noticia buena para los empresarios de este segmento de la producción, puesto que les garantiza mayor acceso al crédito formal. Pero el problema se encuentra en que una de las condiciones para el otorgamiento del microcrédito, es que la empresa tenga por lo menos un año de operación. Esto genera una barrera de acceso al crédito formal que puede afectar la creación de empresa por dos razones: i) Los emprendedores pueden no conseguir el dinero suficiente para crear su empresa y deciden desistir de la idea, esto va a ser menos probable cuando se tiene un proyecto bien estructurado; ii) Deberán acudir a los créditos informales, en caso de que sus ahorros no les alcancen ó que no pueda conseguir los socios con el capital necesario, el costo de estos créditos es por lo general mucho más alto que el del sector formal. Si esto ocurriera se encarecería sustancialmente la creación de nuevas empresas lo que podría llevar a que los costos compensen los beneficios obtenidos por esta ley.

Por esta razón, este proyecto debe complementarse con créditos a las nuevas micro y pequeñas empresas durante su primer año de funcionamiento. En este punto para evitar posibles problemas de selección adversa, se tendrían que crear mecanismos de incentivos para las microfinancieras así como acompañamiento al empresario, todo esto minimizaría la probabilidad de fracasar en este primer año.

Con respecto al segundo objetivo del proyecto de ley, incentivos al primer empleo. Estos se encuentran concentrados en el descuento de los aportes parafiscales, para aquellas empresas que incrementen el número de empleados menores de 25 años en relación “al número que cotizaba el 30 de junio de 2010”, y que incremente el valor total de la nómina en relación al mismo periodo mencionado, para este último la condición es que los nuevos trabajadores se encuentren en el rango de edad mencionado. En este sentido el Gobierno Nacional busca disminuir la tasa de desempleo para el grupo de edad de la población más vulnerable, debido a su baja cualificación y experiencia laboral, los jóvenes.

Esto es un avance importante para disminuir la tasa de desempleo de los jóvenes, que de acuerdo al último boletín del DANE (trimestre móvil mayo-julio) está en el 22.2% para el Total Nacional y del 24.3% en promedio para las trece principales ciudades con sus áreas metropolitanas. Pero es necesario trabajar también en otro segmento de la población, pertenecientes al desempleo estructural, los trabajadores no calificados. De acuerdo al Boletín del DANE sobre informalidad para este mismo periodo, el 52.4% de la población ocupada en el empleo informal tenía nivel de escolaridad secundaria y el 30.4% primaria. La idea acá sería desarrollar programas de entrenamiento y capacitación, que les permita a estos trabajadores adquirir habilidades demandadas por el mercado laboral actual, así como programas de emprendimiento empresarial. Con esta última media se estaría combatiendo el desempleo estructural.

De ser aprobado este proyecto de ley, que es lo más probable, el país avanzará hacia una mejora sustancial de la calidad de empleo para muchos trabajadores, y en la disminución de la tasa de desempleo juvenil. Pero, ¿por qué no emprender una política de empleo aún más agresiva que incluya aspectos que la complementen y multipliquen su efecto? Algunos ya se mencionaron en este blog, pero existen rigideces en el mercado laboral colombiano sobre las cuales aún se tiene que trabajar. Sobre éstas hablaré en una próxima ocasión.